jueves, 27 de noviembre de 2008
Cervante,el cautivo (segunda parte)
Tenia entonces Cervantes,después de estas y otras hazañas,hallándose enfermo y herido por añadidura,legitimo derecho-al que se unía vivisimo deseo-de volver a la patria.Obtuvo,pues,la debida licencia y aun cartas de ilustres personajes-el duque de Sessa,el propio Don Juan de Austria-para el mismísimo rey Felipe II,pidiendo alguna recompensa para el heroico aunque simple soldado...Mas he aquí que la galera Sol en que Cervantes viajaba es atacada en alta mar por una escuadra de galeotas turcas,y los piratas se llevan cautivos a Argel a Miguel de Cervantes,a su hermano Rodrigo y a un buen puñado de caballeros y soldados cristianos.
El propio Cervantes describió mas tarde en su libro "La Galatea" la captura de una nave cristiana por unos corsarios:"A la sazón que el viento comenzaba a refrescar,los solícitos marineros izaron mas todas las velas y con general alegría de todos,seguro y prospero viaje se aseguraba.Uno de ellos,a una parte de la proa iba sentado,cuando descubrió,con la claridad de los bajos rayos de luna,que cuatro bajeles de remo,a larga tirada boga,con gran celeridad y prisa hacia la nave se encaminaban y al momento conoció ser de contrarios,y con grandes voces comienzo a gritar:Arma,arma,que najeles turqueses se descubren!".
Lo que Cervantes tuvo que sufrir en el cautiverio-que dura nada menos que cinco largos años-no es para ser descrito,pues fue a caer en manos de arráez Dali Mami,un renegado griego,jefe de chusma,temido por su crueldad.
Codicioso,lo primero que hizo el renegado fue registrar líos y petates de los cautivos.Como encontrara en el de Cervantes las cartas de Don Juan de Austria y del duque de Sessa para el rey,creyó que se trataría de algun personaje de alta alcurnia y no menor caudal,por el que en España se interesarían,pagando un buen rescate.
Y extremo las vejaciones y malos tratos contra el,suponiendo que cuanto mas insoportable le resultara a Miguel de Cervantes el cautiverio,cuanto mas sufriera,mas se apresuraría a pedir a sus parientes que enviasen a Argel el rescate exigido.
Mas el rescate no llegaba,ni Cervantes quería dejar solo el cautiverio.Convenido con su hermano Rodrigo y otros cristianos cautivos como el,planeo un proyecto de fuga,pero el moro que debía guiarles por tierras hasta Oran les traiciono,y los presuntos fugitivos fueron devueltos a sus tristes mazmorras,siendo castigados con dos mil azotes.
Y sucedió que por aquella época algunos españoles fueron rescatados a peso de oro y regresaron libres a la patria.Uno de ellos,el alférez Gabriel de Castañeda,era amigo de Cervantes,quien le dio para sus padres cartas en que pintaba su triste situación y rogaba vieran si podían hacer algo por el...
Cuando estas cartas llegaron a España,los padres de Cervantes seguían tan pobres y tan cargados de deudas como el los dejara...Reunieron,sin embargo,a costa de grandes esfuerzos cuanto dinero les fue posible y lo enviaron ilusionados a Argel.Al verse Cervantes con aquel pequeño tesoro entre las manos,pidió inmediatamente hablar con Dali Mami y le propuso entregarle aquella cantidad como rescate.
El arráez,que no estaba dispuesto a ceder su presa,le contesto con una mueca burlona:
-Con gusto aceptaría ese precio-dijo-por cualquier otro de mis esclavos,pero no por ti,cristiano.Vales tu demasiado para cederte por esa mezquindad...
Con aquel dinero pago Miguel de Cervantes el rescate de su hermano Rodrigo,que regreso gozoso a España después de abrazar fuertemente a su hermano.Y Miguel quedo mas solo,mas triste,con menos esperanzas...
Pero las esperanzas renacieron y los cautivos cristianos tramaron un plan de evasión mucho mas costoso y al parecer mas seguro que el primero.Una fragata armada saldría de Valencia,de Mallorca o de Ibiza,e iria a recoger a los cautivos en un punto previamente fijado de la costa de Argel.
El plan era arriesgado y difícil,pero ni Miguel ni sus sesenta compañeros se desanimaron.
(continuara)
martes, 25 de noviembre de 2008
Pedro de Zubiaur
La primera misión encomendada fuera el transporte de caudales a Flandes,existía la posibilidad de ser interceptado por naves de Francia, país con el que nos encontrábamos en guerra.
Los pronósticos más pesimistas se cumplieron, pues, pocos días después de salir de Bilbao,
Zubiaur se encontró con una armada de 40 navíos de La Rochelle, a los que hizo frente con bravura y, ante el peligro de perder su valioso cargamento, logró zafarse y poner proa a Inglaterra,cumpliendo las instrucciones que había recibido.
En torno a 1573, Pedro de Zubiaur fue enviado a Londres por los responsables de la Casa de Contratación de Sevilla para intentar recuperar el oro capturado por Drake en el río Chagres cuando,en unión de unos 200 negros sublevados, asaltó una recua de mulas en las que era conducido,desde Panamá a Nombre de Dios, el tesoro del Perú. Esta acción tuvo una gran repercusión,por la importancia del botín.
Zubiaur era un hombre de acción y con gran inteligencia concibió la idea de llevar a cabo un espectacular golpe de mano contra los rebeldes holandeses, apoderándose delpuerto de Flessinga, plaza situada en la boca norte del Westerchelde, el gran estuario en el que desemboca el Escalda, y que por lo tanto era una posición estratégica de gran importancia para colapsar el tráfico hacia Amberes.
En febrero de 1590 cuando con tres filibotes y una urca fue enviado a Inglaterra para negociar la liberación de un importante grupo de cautivos españoles,en el último momento surgieron graves problemas al ordenarle las autoridades inglesas que desembarcara algunas piezas de artillería, por entender que procedían de una de
las galeazas perdidas en Calais y que, por lo tanto, les pertenecían. Las discusiones, no exentas de tensión,continuaron durante varios días, hasta que Zubiaur, con la intrepidez que le caracterizaba, reembarcó la artillería y con todos los rescatados se hizo a la mar secretamente. Cinco galeones ingleses trataron de cortarle el paso, pero hizo por ellos y, tras un intercambio de disparos, logró zafarse, llegando al puerto de La Coruña el 10 de febrero de 1590, siendo muy celebrada su hazaña.
Con 3 filibotes a dar escolta a varios navíos, es sorprendido,frente a Bayona, por 14 buques holandeses con los que trabó combate, logrando capturara siete de ellos que condujo a Ferrol.
Volvió a salir ese mismo año de 1590 para transportar armas y municiones a Flandes y, cuando regresaba a España, se encontró, a unas 40 millas de Muxía, con nueve galeonesy un patache ingleses a los que se enfrentó con audacia en un combate que se prolongó a lo largo de nueve horas. Quienes han destacado su comportamiento en esta acción, en la que “llegó a pelear él sólocon su felibote, única embarcación que quedaba por haberse perdido o ido a fondo las demás”
Durante todos esos años, Zubiaur como “cabo de los felibotes de mi armada que me sirven en la costa de Bretaña” fue el encargado de mantener los suministros a las fuerzas allí destacadas, transportando caudales, refuerzos y pertrechos de todo tipo, como la cal necesaria para las fortificaciones que se levantaron en Blavet y Brest.
Que todo ello pudiera llevarse a cabo y que al mismo tiempo combatiera eficazmente en el canal,demuestra que, a pesar del fracaso de la Gran Armada,se mantuvo durante muchos años una eficaz presencia de las unidades navales españolas en esas aguas,amenazando en ocasiones a las propias costas inglesas.
Las presas efectuadas por Zubiaur fueron numerosas, a costa de pérdidas muy limitadas. La quemás le dolió fue la de su almiranta, acaecida en 1592 cuando se él se encontraba en Pasajes.
La fama de Zubiaur se acrecentó durante su permanencia en Bretaña por la valentía demostrada en todas las ocasiones en las que hubo de enfrentarse a fuerzas muy superiores. Entre ellas destacó el combate mantenido, en noviembre de 1592, con cuarenta mercantes ingleses a los que quemó la
capitana y capturó tres navíos, no siendo mayor el daño causado por la inesperada llegada de seis buques de guerra, de los que pudo zafarse a pesar de que “con balazos me echaron a perder el árbol mayor y llevado el estay mayor y el de gavia y todos los aparejos y velas”.
Pero, sin duda, el combate más espectacular fue el que mantuvo en abril de 1593, en aguas de Blaye, cuando acudió a socorrer a los católicos que se habían hecho con el control de la plaza y estaban
siendo sometidos a un fuerte asedio. Se conserva una relación enviada al rey con todos los pormenores de lo acaecido, que tiene especial interés por haber sido redactada conforme se iban sucediendo
los hechos. A través de ella, podemos conocer la prevención con la que asumió esta misión para la que había considerado más oportuno enviar cuatro pinazas y “no aventurar estas pobres barcas y esta pobre gente”, a pesar de lo cual manifestaba su voluntad de “hacer todo lo que pudiera por defender este estandarte de V.M.”.
Al llegar al puerto se encontró con seis navíos ingleses que intentaban bloquearlo y, sin vacilar, los embistió a pesar de tratarse de buques muy superiores, logrando abordar y echar a pique a la capitana y almiranta enemiga que se incendió con todos sus hombres. Zubiaur notificaba con orgullo
que había capturado todas las banderas de la capitana y parte de las de la almiranta, señalando a Felipe II que “las de la capitana todas las gané peleando hasta meter a fondo, mano a mano, sólo con mi navichuelo. La del tope es blanca del Vandôme y las demás de la reina”, por lo que solicitaba
la merced de “que se me den por mis armas”.
Sin embargo, el peligro no había desaparecido ya que, tras haber desembarcado el socorro,aparecieron once navíos de La Rochelle y de Broage que comenzaron a cañonearle. De nuevo les hizo frente y, a pesar del fuego que se inició en su capitana, logró destruir la del enemigo y salvar
todos sus buques pero, cuando anochecía, intentaron cortarle el paso 40 navíos y dos galeotas procedentes de Burdeos. El viento cayó y la corriente hizo encallar algunos de sus barcos, mientras que otros huyeron. El peligro fue muy grande para Pedro de Zubiaur aunque, como señalaba, “fue
Dios servido que el enemigo, como era de noche, no nos viese”, pudiendo retirarse con la marea alta y emprender el viaje de regreso hasta Pasajes.
sábado, 22 de noviembre de 2008
Cervantes,el cautivo...
Hace aproximadamente unos cuatrocientos años,vivía en Valladolid un niño pobre en caudales familiares,rico en fantasía.Había nacido en Alcalá de Henares y se llamaba Miguel de Cervantes.Su padre era un modesto cirujano,que a duras penas se ganaba la vida;la casa de los Cervantes no era alegre,pues aunque eran varios hermanos y aunque su buenisima madre,la virtuosa doña Leonor de Cortinas,amaba tiernamente a sus hijos,la existencia de la familia transcurría entre miserias y estrecheces,en un frecuente ir y venir de una ciudad a otra,y no precisamente por placer de viajar o gusto de ver tierras,sino para huir de los acreedores que les apremiaban y amenazaban duramente.
De Alcala de Henares a Valladolid,de Valladolid a Madrid y luego Córdoba y a Sevilla,y a Madrid otra vez;todos estos viajes en las destartaladas diligencias de la época,arrastradas por larga hilera de mulas o caballos,deteniéndose a comer y dormir en los paradores o ventas del camino,trabando conocimiento con tantas gentes de distintas clases y condiciones,permitían al pequeño Miguel ver y observar,con lo ojos de la cara y del espíritu abiertos de par en par,lo que pasaba por el mundo...
Leer era otra de sus diversiones favoritas.Devoraba cuantos libros caían en sus manos,pero no le bastaba esto:por la calle iba siempre mirando atentamente al suelo y recogia cuantos papeles veía tirados,esto ocurría a menudo en Alcala,donde los estudiantes tenían la costumbre de despanzurrar los libros y tirar sus hojas al aire cuando habían terminado los estudios.
Tambien le apasionaba el teatro desde los once años,edad en que vio la primera representación y conoció a Lope de Rueda.
La juventud de Miguel de Cervantes es bastante aventurera.Para ver mundo y probar fortuna marcha a Italia;se coloca al servicio de un cardenal;se alista luego como soldado en los famosos tercios españoles al mando de Marco Antonio Colonna,elegido aquel año general de la Liga cristiana contra el turco.Conoce Italia:Milán,Venecia,Napoles,"ciudad la mejor de Europa y aun de todo el mundo,Sicilia,Lucca y Florencia.La estancia de Cervantes en Italia es decisiva para la formación del escritor.Navegando en la galera Marquesa al mando de Don Juan de Austria,el soldado errante toma parte en una gran batalla naval contra los turcos:la famosa batalla de Lepanto,que,según el,fue la "mas alta ocasión que vieron los siglos pasados,han visto los presentes ni esperan ver los venideros".Y se cuenta que aquel día ,7 de octubre del año 1571,estaba Miguel echado en su camastro,con fiebre alta,cuando al estrépito de la batalla subió a cubierta y lucho con sus compañeros en el sitio de mas peligro.
La victoria fue para los españoles.Quinientos turcos cayeron bajo el fuego de sus arcabuces...
y justamente los hombres de la Marquesa apresaron el estandarte real de Egipto.Pero Miguel de Cervantes quedo herido,primero en el pecho,después de la mano izquierda,la cual,ya para siempre,le quedo manca y estropeada.De ahí el nombre de "Manco de Lepanto" con que se le conoce.El sin embargo,solía decir:
"Mas prefiero haberme hallado en aquella jornada,aun a tanta costa,a estar sano sin haberme encontrado en ella,que el soldado digno de tal nombre,mas bien parece muerto en la batalla,que no,libre y sano,en la fuga..."
(continuará)
viernes, 21 de noviembre de 2008
BATALLA DE BRIÓN
En Gran Bretaña se fragua un ataque contra España para debilitar el creciente poder surgido de la unión de esta potencia con Francia.
Las órdenes de la flota inglesa son causar el mayor daño posible a las instalaciones y escuadras españolas que se encuentren en su singladura. La posibilidad de destruir el arsenal de Ferrol daría una clara ventaja a los ingleses al dejar a España sin el mejor establecimiento naval de la época.
La fuerza expedicionaria enviada a Ferrol, con intención de desembarcar allá, constaba de aproximadamente cien barcos, de los cuales unos veinte eran de guerra (navíos de línea, fragatas y bergantines) y el resto de transporte. Entre marinería, infantes, artilleros y fusileros, el contingente embarcado ascendía a unos 15.000 hombres
Hacia el mediodía del 25 de agosto de 1800 los vigías de la costa alertaron de la cercanía de una escuadra con pabellón francés, que les hizo sospechar que podría tratarse de una argucia británica para aproximarse a la costa haciéndose pasar por sus aliados. Sin embargo las autoridades portuarias, entre ellas el comandante general del Departamento, Francisco Melgarejo, más pendientes de los festejos de la onomástica de la reina María Luisa de Parma, no le dieron importancia al asunto, pues por aquellas fechas era frecuente en la zona el tránsito de barcos de guerra.
Por el contrario, el comandante de la flota estacionada, Teniente General Juan Joaquín Moreno, acudió a verificar la información, y él mismo observó entonces cómo fondeaban los británicos en las playas de Doniños y San Justo, y a continuación destruían la artillería defensiva española más cercana. Desembarcaron luego unos 10.000 hombres aproximadamente, básicamente siete regimientos de infantería y un cuerpo de fusileros, mas 16 cañones de campaña.
Lo primero que hizo Moreno fue marchar a su buque insignia, el Real Carlos, y ordenar desembarcar en El Vispón a unos 500 infantes de marina, que a continuación tomaron posiciones en Brión y La Graña. A ellos se sumarían poco después unos pocos soldados más enviados por el general Melgarejo, ya puesto al corriente de la situación por el Teniente General.
Otras medidas tomadas por Moreno fueron alejar sus barcos de las posiciones enemigas, instalar artillería en el Castillo de San Felipe y situar lanchas cañoneras en la bocana de la ría para impedir una posible entrada de buques británicos. Además, reforzó el contingente apostado en la La Graña con 200 marineros más. Melgarejo avisó a las guarniciones cercanas, y a las cinco de la tarde partió hacia el frente la División de Granaderos y Cazadores de Jubia, que arribaría a Catabois al anochecer.
Los británicos marcharon rodeando por ambos lados la Laguna de Doniños. Cuando ya caía la noche, en las alturas de La Graña encontraron resistencia de los españoles, que no duró mucho, ya que dada su inferioridad numérica se retiraron y refugiaron en el pueblo. Sin embargo esto retardó a los hombres de Pulteney, quien no se atrevió a ocupar Brión con la oscuridad.
Al amanecer del día 26, el mariscal de campo Conde de Donadío, quien ostentaba interinamente el mando militar de la plaza, quiso cortar al enemigo el acceso a Ferrol por el norte. Por ello, al frente del Batallón de Orense, tomó posiciones desde Serantes a Balón. Además, las fuerzas de La Graña, que se reorganizaron durante la noche, habían vuelto a subir a Brión. El combate se reanudó cuando la División de Jubia, sin esperar órdenes, cargó contra el flanco izquierdo británico. A pesar de que sólo disponía de unos 1.500 hombres más, a Donadío no le quedó entonces más remedio que ordenar un ataque general.
Los españoles repelieron por dos veces el empuje de los anglosajones, pero finalmente perdieron La Graña y Balón, y a la postre tuvieron que replegarse hacia Ferrol. Sólo el Castillo de San Felipe, gracias a sus dos piezas de artillería y a las lanchas cañoneras, así como al fuego abierto desde el fuerte de La Palma (en la orilla opuesta), resistió la ofensiva.
La batalla parecía decantarse hacia el lado británico, que dada su gran ventaja podía ahora avanzar definitivamente hacia Ferrol y conqustarla. Sin embargo, a pesar de su escaso número, los defensores habían opuesto una resistencia mayor de la esperada por Pulteney, quien había previsto ejecutar una operación rápida que sorprendiera al enemigo y que se saldara con escasas bajas propias. Además tuvo noticia de que acudían más refuerzos desde Mugardo y otros sitios. Por todo ello calculó mal el potencial del rival y pensó que se enfrentaba a una cantidad mayor de fuerzas que las que realmente se encontraban en el lugar. Y habiendo perdido ya la capacidad de sorpresa, y ante el temor de sufrir demasiadas bajas, el general resolvió retirarse y reembarcar.
Hacia las 11 de la mañana los británicos iniciaron el repliege hacia la costa, y en torno a las 2 de la tarde comenzaron a subir a las naves.
jueves, 20 de noviembre de 2008
Fabrica de Sargadelos
Antonio Raimundo Ibáñez Gastón de Isaba y Llano Valdés,fue un noble e industrial español especialmente conocido por crear la fábrica de cerámica de Sargadelos, modelo del primer capitalismo industrial en España.
Contando con la protección en Madrid de Godoy, primer ministro de Carlos IV, fue quien irguio una potente industria siderúrgica en Sargadelos, para asegurar su viabilidad con un contrato de Estado para producir municiones en el año 1794. Además, de sus dos altos hornos salieron muchos cañones, cadenas, ruedas hidráulicas, útiles de cocina y demás herramientas de las empleadas en España en el século XVIII.
Las Fabricas de Sargadelos son un plato apetecible para los ingleses.Consecuentemente pide Ibañez al Capitán General que le de,cuanto antes,por lo menos cuatro compañias de soldados,para defender las fabricas y las gentes.
Al mismo que son necesarios cuatro cañones portátiles para defender cualquier posible desembarco en San Ciprian.Todo esto ocurría después de que cuatro fragatas ingleses intentaran desembarcar tropas en San Ciprian.
Pero antes de esto ya pidió Ibañez,en una carta mandada al ministro de guerra el 7 de mayo de 1795,que se pusiera en estado de defensa el puerto de San Ciprian:
"Las fabricas de función de hierro colado y hierro dúctil,de que soy dueño,sitas en Sargadelos,provincia de Mondoñedo,se hallan a distancia de tres cuartos de legua de San Ciprian.Es muy verosímil que los ingleses tengan noticia de este establecimiento y que procuren arruinarlo;y aunque el puerto no permite buques crecidos admite corsarios pequeños del porte de 100 toneladas,bastantes para desempeñar el objeto,con solo 80 o 100 hombres que desembarquen.
La población sera de 150 vecinos,casi marineros,ausentes en nuestras escuadras;las aldeas inmediatas son caserías dispersas,y el todo sin tropas,baterías ni defensa alguna...a la mayor brevedad,ponga en estado de defensa el puerto de San Ciprian,con algunas baterías,artilleros y tropas.
El 15 de Diciembre de 1796,notifica Raimundo el Capitán de Departamento del Ferrol de un intento de desembarco en San Ciprian.
"Hoy,a las dos de la tarde,se presentaron al frente del puerto de San Ciprian cuatro fragatas de guerra inglesas de crecido porte.La mar,hallándose bella,y al tiempo bonacible,les permitio atravesar y ponerse a la capa.Echaron cuatro lanchas al agua con crecida tripulacion,armas y pedreros,dirigiéndose a la embocadura del puerto.
La poca tropa de doce soldados y un sargento,con unos cuantos paisanos inútiles que concurrieron a la alarma,pudo rechazar con su fusileria el desembarco,al riesgo de fuego de pedreros de los enemigos.Sobrevino la noche y esto impidió,sin duda,una incursión que no podría evitarse.Las lanchas se retiraron a sus buques y estos a la mar.
Esta expedición tan respetable tiene por objeto destruir la fundicion de municiones de Sargadelos,a la distancia de tres cuartos de legua de San Ciprian.No podía ocultarse a la política inglesa este designio,y es regular que seguidamente repitan sus ataques y que acaso no puedan resistirse el desembarco si los tiempos no lo contrarian..."
Al día siguiente volvían a presentarse enfrente de San Ciprian las fragatas enemigas;pero otra vez la suerte estuvo de lado del pueblo,porque se levanto un fuerte viento y se fueron.De todas maneras,tenia razón Ibañez al pensar que no podían desembarcar por los temporales de invierno,pero que lo harían con facilidad llegado el verano.
Se escucharon la peticiones de don Raimundo y fue mandado un batallon para la defensa del puerto y de la costa próxima a Sargadelos
El paraíso descubierto por Mourelle
El Reino de Tonga es un pequeño país ubicado al este de Australia y al noreste de Nueva Zelanda, al sur del Océano Pacífico. Las islas Tonga fueron colonizadas por seres humanos hacia el siglo XIII a.C., tras la gran expansión en la que los pueblos del sureste asiático emigraron a través del Océano Pacífico hacia el este y a través del Océano Índico hasta Madagascar y África oriental hacia el oeste.
Estos polinesios trajeron consigo perros, cerdos, pollos, cerámica, agricultura (en especial cultivo de raíces) y, obviamente, barcos. Se expandieron con rapidez por el conjunto de las islas Tonga. Según la creencia popular, el reino de Tonga sería, de entre las islas de la Polinesia, el primer grupo ocupado por el hombre en la Prehistoria. Más recientemente, aunque siempre antes de la llegada de los europeos, las islas tenían una densidad de población que oscilaba entre los sesenta y los setenta y cinco habitantes por kilómetro cuadrado.
En Tonga se pueden encontrar los restos arqueológicos más antiguos de la Polinesia. Siglos antes de que llegaran los europeos, los tonganos edificaron enormes monumentos. Los más importantes son el Ha’amonga (o Trilithon) y los Langi (sepulcros en terrazas). El Ha’amonga tiene cinco metros de altura y consta de tres piedras calizas, cada una de las cuales pesa más de 40 toneladas. Los Langi son pirámides bajas y muy lisas, con dos o tres niveles, que marcan las sepulturas de los reyes primitivos.
A principios del siglo X se establece una monarquía en Tongatapu, de la que el actual rey se dice heredero. En el siglo XIII, su poder llegaba incluso hasta las islas Hawai.
En el siglo XVIII, Tonga había unificado todas las tribus y había creado un imperio marítimo que incluía las regiones conquistadas de Fiji. Por aquella época, el Imperio de Tonga contaba con una población de unos 40.000 habitantes.
El coruñés Francisco Mourelle, desviado de la ruta tradicional del galeón de Manila a Acapulco, llegó a estas islas en 1781, muy necesitado de avituallamientos y reparaciones. En la primera isla no encontró refugio y la llamó Amargura. En cambio, descubrió un excelente puerto en Vava’u, que aún hoy en día se llama Port of Refuge. Llamó al archipiélago Islas de Mayorga, en honor del virrey de Nueva España, Martín de Mayorga, natural de Barcelona. Al grupo Ha’apai lo llamó Islas Gálvez en honor a José de Gálvez, ministro de las Indias. Gracias a sus informes la expedición científica de Bustamante y Malaspina se detuvo en estas islas.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Batalla de la Naval
Año 1646 ,los Países Bajos ,planean la invasión de las Filipinas bajo la corona de España y apoderarse de ellas.
Los holandeses superan en numero de españoles y filipinos, sus barcos y tropas están mejor pertrechados que las españolas,en ese momento las Filipinas eran una colonia muy joven y muy vulnerable a cualquier ataque del exterior,por aquel entonces los españoles empezaban a extenderse por el dominio filipino.
España cuenta con dos galeones mercantes que hacen la ruta de Filipinas-Mexico,estos se enfrentaran contra una armada holandesa de 18 galeones y un buen numero de galeotes y botes de pequeño tamaño.
Los dos galeones con los que cuenta España son el Encarnación y el Rosario,bajo el mando de el General Lorenzo de Orella y Ugalde ,y el Admirante Sebastian Lopez respectivamente.
Aunque los dos capitanes eran veteranos militares, se prevía una terrible batalla para ganar y alcanzar la victoria algo imposible.
En medio de la desesperación, recurrieron a la Virgen del Rosario para una intervención divina...
Primera Batalla
La primera batalla tuvo lugar el 15 de marzo de 1646. Los dos galeones fueron contra cinco galeones holandeses y un pequeño barco,la derrota se prevía pronto,pero no fue el caso,los españoles y filipinos lucharon con gran inteligencia y fueron capaces de derrotar a los holandeses,que se retiraron tras cinco horas de fuego intenso,el Encarnación y el Victoria con daños menores.
Segunda Batalla
El 29 de julio de 1646, siete buques de guerra holandeses estaban dispuestos a acabar de una vez con los dos galeones de la armada española.
Los holandeses esperan hasta la medianoche,pensando que el cañoneo de noche resultara mas efectivo,rodean al Encarnacion dejándolo aislado por lo que se piensa que no podrá sobrevivir,armados con fe y valor los españoles no se rinden,luchan contra los numerosos barcos holandeses,el Encarnación es capaz de hacer frente a los siete buques,con la ayuda de el Rosario que se encuentra fuera del circulo este ataca por la retaguardia,causando mucho daño.
El encuentro duro hasta el amanecer y para entonces las restantes fuerzas holandesas huyeron.
Antes de dicha lucha, el general de Orella proclamó en el nombre de la Virgen del Santo Rosario que toda su armada obtendría la victoria y que el no perecería en dicha batalla.
No hubo ninguna baja en el Encarnación, aunque si hubo dos heridos.
Tercera Batalla
La moral es muy alta después de lo acontecido anteriormente,no obstante las tropas se preparan para un próximo encuentro.
El 31 de julio de 1646, sólo dos días después de la anterior batalla,esta vez en la isla de Mindoro,una nueva batalla atroz se perfila.
Sobre las dos de la tarde se acorrala a la armada holandesa,tras un intercambio de disparos,el Encarnación y el Rosario están a la ofensiva,disparan agresivamente sobre los barcos holandeses,hunden un galeón holandés y los otros se retiran una vez mas,la batalla duró sólo cuatro horas y no hubo víctimas en el bando español.
Con abrumadora victoria, los oficiales y hombres de la armada de Filipinas ponen el pie sobre tierra y de inmediato proceden a orar en acción de gracias del triunfo obtenido,en la iglesia de Santo Domingo.
Cuarta Batalla
Un mes y medio de descanso de la batalla dio paso a la tan necesaria reparación y reorganización de la armada española estacionada en Filipinas.
El general Orella se retira y toma el mando del Encarnacion,Don Sebastián López,mientras que Rosario fue puesto bajo, el sargento mayor, Don Agustín de Cepeda.
Debido a las sucesivas victorias contra el holandés, la Armada de Filipinas se relaja y despreocupa del enemigo,creyéndolo así se bota un nuevo Galeon el San Diego para llevar una carga hacia Acapulco bajo el mando del General Márquez de Cristóbal Valenzuela,se confían demasiado,tanto que deja el puerto sin ninguna escolta,cerca de las islas Fortuna tres barcos de guerra holandeses esperan y atacan por sorpresa.
El mal armado de buque comercial se retirar hacia Mariveles mientras que la flota holandesa le sigue y dispara continuamente.
Afortunadamente, el San Diego pudo escapar del peligro y regresó al puerto para informar sobre el ataca sorpresa de los holandeses.
En puerto se apresuran para reconvertir al San Diego en un buque de guerra,que se une a los ya conocidos Rosario y Encarnacion.
Se dirigen hacia las islas fortuna el 16 de Septiembre de 1646 ,donde no hayan rastro de los holandeses,se avista a los holandeses cerca de Calavite en Mindoro,se inicia la batalla por la tarde,los españoles abren fuego,después de cinco horas el Rosario marcha a la deriva y es aprovechado por tres barcos holandeses para rodearlo,los holandeses cada vez están mas próximo,quieren acabar con la vida de todos los tripulante de el Rosario,pero el Admirante Agustin de Cepeda,esta preparado y abre fuego con todas sus baterías,haciendo mucho daño a los holandeses,causando el pavor y desesperanza una vez entre los holandeses estos huyen.
Resuena una vez mas el nombre de la Virgen del Rosario,a la que creen que es debido a ella alzarse con una victoria imposible una vez mas...
Ultima batalla
El San Diego estaba a punto de salir de Acapulco antes de 15 del septiembre, sin embargo, fue usado como barco de guerra, para luchar contra la flota de los Países Bajos.
Obligado a viajar de nuevo a México, pero se encuentra con una tormenta con lo que ancla en Mariveles para su reparación.
El buque insignia de Encarnación y Rosario le acompañan esta por un posible ataque holandés, sin embargo,el Rosario se encuentra muy lejos los dos barcos debido a la tormenta.
Durante la travesia los holandeses les siguen y vigilan de a distancia,observando que el San Diego esta solamente protegido por un barco.
Los holandeses intentan abordar el Encarnacion,pero,una vez mas,los españoles les hacen pasarlo mal,el San Diego a distancia cañonea sobre ellos usando de munición balas de cañón al rojo vivo,poniendo a los holandeses en serios problemas por lo que por quinta vez,se retiran de la batalla.
Fue el último encuentro entre el español y holandeses,y las cinco batallas fueron ganadas por los españoles.
Es un hecho imposible que dieciocho galeones fuertemente armados contra dos o tres viejos galeones de la armada española fueran derrotados,pero la fé hacia la sagrada madre del Rosario permitio alzarse con la victoria.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)