En Australia el primer contacto con España lo hizo Váez de Torres, y ahí queda el nombre del Estrecho de Torres entre Australia y Nueva Guinea, y hubo después algunos otros contactos esporádicos. Pero la presencia lingüística se debe realmente a la inmigración de este mismo siglo: en los años 60 y en los años 70 hubo una gran inmigración de españoles, y también de sudamericanos. Sólo representan el 0'5 % de la población de Australia; no es que sea demasiado, pero hay una población hispanohablante y es un grupo importante, Entre otras cosas ya he dicho antes que las lenguas aborígenes australianas representan 44.000 hablantes, luego ya hay el doble de hablantes de español que de lenguas indígenas australianas.
El otro territorio al que me quiero referir son las islas Hawaii, islas polinesias en su origen, probablemente descubiertas por españoles en los siglos XVI y XVII. El galeón de Acapulco pasaba demasiado cerca de las Hawaii como para que nunca hubieran sido visitadas; se ha hablado con frecuencia de algunas palabras que tiene la lengua Hawaiana que parece que proceden del español: unos opinan que son puras coincidencias, otros opinamos que son un rasgo más que avala la hipótesis de que los españoles estuvieron en Hawaii.
Más al sur, encontramos la isla de Pascua, también otra isla polinesia, una pequeña isla bastante aislada en el océano, pero que es la única isla de Oceanía que tiene el español como lengua oficial, cosa que también se nos olvida con frecuencia: hay en el Océano Pacífico, en Oceanía, una isla en la que el español es lengua oficial. Una isla pequeña ciertamente pero conocida en todo el mundo, que es esta isla de Pascua. La isla de Pascua fue incorporada a España, al menos en teoría, en 1772 por Felipe González Haedo, navegante español que en el siglo XVIII recorrió aquellas islas. En 1888 fue incorporada por Chile y entonces empieza efectivamente la hispanización.
las islas de Micronesia, y allí encontramos dos países actuales, la República de Palaos y los Estados Federados de Micronesia, que agrupan el archipiélago que se conoce como Las Carolinas. Estos archipiélagos también fueron descubiertos y visitados por los españoles en los siglos XVI, XVII y XVIII, pero fueron realmente ocupados por españoles ya muy a finales del siglo XIX, en 1885, y la presencia española duró hasta 1899, hasta hace exactamente un siglo, en que pasaron a soberanía alemana. La huella española es muy pequeña: en estas islas no hay hispanohablantes salvo alguna religiosa mercedaria, nada más. Los demás son micronesios de lenguas varias, yapés, truqués, bonapeño, palauano... pero lo interesante es ver que en estas lenguas hay palabras españolas; en total puede haber quizá 200 o 300 palabras españolas que han quedado en el uso cotidiano de estas lenguas, a pesar de que el contacto fue muy reducido, duró solamente unos años y hubo realmente muy pocos españoles. Lo más curioso de todo es que la lengua en la que hay más palabras españolas es precisamente la de las islas donde no hubo gobierno español. Éste estaba en la isla de Yap y en la isla de Ponapé; pues bien, en Ponapé y en ponapeño hay bastantes menos hispanismos que en el palauano, la lengua de Palaos, donde nunca hubo un asentamiento político y militar.
Pero mucho más importante es lo que sucedió en las islas Marianas. Estas islas fueron el punto del primer contacto entre España y Oceanía, en 1521, con la llegada de Fernando de Magallanes y de Juan Sebastián Elcano, y después, en 1565, con su incorporación oficial a la Corona Española por Miguel López de Legazpi. Allí se han producido una sucesión de hechos de enorme interés. En 1668 llegó el beato Diego de San Vítores, quien fundó la primera misión permanente en los terrenos cedidos por el jefe Quipuja, un jefe local que recibió con gran entusiasmo a los españoles y cedió a los misioneros jesuitas esos terrenos. Pues exactamente en esos mismos terrenos es donde hoy está y, con el mismo nombre en español, la catedral del Dulce Nombre de María. Y justo al lado de la Catedral del Dulce Nombre de María está la Plaza de España. Da uno la vuelta al mundo y se encuentra con que en la isla de Guam, la principal de las Marianas, hay un cartelón enorme que dice: Plaza de España. Allí la cultura española ha quedado; en algunos casos hay que buscarla, aquello es territorio Estadounidense y, evidentemente, el inglés es la lengua dominante a todos los efectos y la cultura Estadounidense también, pero en esos casos hay, digamos, una fachada de cultura anglosajona que todo el mundo admite, que sirve para la comunicación interétnica entre unos y otros, pero cuando uno va entrando en la sociedad local va descubriendo muchos rasgos de origen español.
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