jueves, 11 de diciembre de 2008

La ciudad de Angkor


Los españoles desvelaron hace unos 400 años la belleza y majestuosidad de la legendaria ciudad de Angkor, la joya arquitectónica del antiguo imperio jemer y candidata a convertirse en julio en una de las "Siete Maravillas del Mundo".

Angkor, y todo lujo de detalles acerca de su aspecto, figuraba en textos escritos en castellano, cuando a mediados del siglo XIX en Occidente se supo de su existencia y Francia reivindicó su descubrimiento a raíz de la visita que por aquella época realizó el explorador galo Henri Mouhot a esas ya ruinas recubiertas por la espesa vegetación de la jungla que tapizaba la región del noroeste de Camboya.

Los primeros europeos que describieron la grandeza de la ciudad imperial, de sus templos y de otros edificios, fueron los frailes españoles Gabriel Quiroga de San Antonio y Diego Aduarte, al narrar a principios del siglo XVII en cartas dirigidas al rey Felipe III las experiencias vividas en Camboya por aventureros españoles llegados a ese reino a finales del XVI en busca de fortuna y nuevos territorios para la Corona de España.

El paso de los españoles por Camboya, cuando los reyes jemeres y su corte hacía dos siglos que habían abandonado Angkor, también lo reflejaron en sus escritos el funcionario Antonio de Morga, destinado en la antigua colonia de Filipinas, y los historiadores Bartolomé Leonardo de Argensola y Alonso de Sandoval, además de los religiosos Marcelo de Ribadeneira y Domingo Fernández Navarrete.

«Empezamos a encontrar de forma sistemática descripciones cuando los autores españoles relatan la intervención de sus compatriotas en Camboya», señaló el fallecido historiador franco-camboyano Bernard Philippe Groslier, en su estudio sobre las fuentes españolas y portuguesas que aportan importantes datos acerca del país indochino y de su sociedad durante los siglos XVI y XVII.

La leyenda surgida en torno a Angkor, fundada en el siglo VII por Jayavarman II y saqueada por los siameses en 1431, cuando la ciudad se hallaba en plena decadencia, inspiró incluso algunos versos del insigne poeta culterano español Luis de Góngora, y se dice que sirvió de base para uno de los episodios del Quijote, de Miguel de Cervantes.

Pero en España, donde ni en aquella época ni después ha existido un genuino interés por Extremo Oriente, pese a que durante más de 300 años gobernó Filipinas, los relatos españoles sobre lo que sucedió en Camboya entre 1596 y 1599 fueron rápidamente olvidados, con lo que así quedó enterrado el fracaso del aquel intento expansionista en Asia.

Movidos por afanes de riqueza y de poder, y contando con el apoyo de frailes determinados a propagar la fe católica, varios cientos de españoles capitaneados por el manchego Blas Ruíz y el portugués Diogo Veloso, protagonizaron durante aquellos años uno de los episodios más singulares de la historia de Camboya.



Ruíz, nacido en La Calzada, cerca de Ciudad Real, no tenía más de 23 años cuando, con Veloso, un mercenario cuarentón natural de Amarante, convenció al gobernador de las Filipinas para que organizase una expedición militar a Camboya, país que los dos aventureros conocían por haber vivido allí el tiempo suficiente para granjearse la confianza del rey Satha, en el Trono desde 1576, según los estudios realizados por los expertos. Las andanzas de Ruíz, Veloso y de sus hombres concluyeron en 1599 con la matanza de casi todos los españoles que a lo largo de dos años influyeron en la decisiones del rey de Camboya y ocuparon puestos de responsabilidad en la corte camboyana. «Con las muertes de Ruiz y Veloso terminó una etapa que estuvo a punto de convertir Camboya en una colonia española», señaló Groslier en su estudio.

A los historiadores les sorprende que inscripciones y documentos hallados en Camboya, donde hasta hace poco se seguía la pauta oriental de la indiferencia hacia la historia, recojan las aventuras de Ruíz y Veloso, a quienes presentan como «hijos adoptivos de Satha». En recuerdo de los españoles un grupo de camboyanos levantó hacia 1940, en la salida de Neak Luong, ubicada en la carretera que une Phnom Penh con la frontera vietnamita y uno de los pueblos que más sufrieron el efecto de los bombardeos durante la guerra con Estados Unidos, un sencillo monumento en honor de aquellos aventureros capitaneados por Ruíz y Veloso.

http://omarhavana.files.wordpress.com/2010/10/busto-de-diogo-veloso.jpg

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