jueves, 26 de mayo de 2011

Lejano Oeste


Los colonos anglos no pudieron sustraerse a la influencia de la lengua y cultura de los que les habían precedido en la colonización del Suroeste. En el siglo XVIII, la vida en el Suroeste tenía un sabor rural; se desarrollaba principalmente en pequeñas poblaciones, y en ranchos en los que la cría de ganado era vital. Por entonces, los españoles y mexicanos ya estaban familiarizados con la flora y fauna de la región y con las prácticas de los vaqueros que el cine mitificaría más adelante. Los recién llegados pronto aprendieron muchas de las palabras españolas características del medio y las adaptaron a las reglas fonéticas y morfológicas del inglés: canyon (de ‘cañón’), ‘mesa’, ‘sierra’, ‘arroyo’, ‘adobe’, ‘chaparral’, ‘saguaro’, ‘patio’, ‘hacienda’, ranch (de ‘rancho’), ‘sombrero’, ‘vaquero’, ‘rodeo’, ‘vigilante’, desperado (de ‘desesperado’), ‘burro’, ‘bronco’, y muchas otras pasaron a formar parte del vocabulario inglés. Los nombres de los estados y de muchas ciudades, pueblos, ríos y montañas son también españoles: las ciudades de El Paso, Amarillo, Santa Fe, San Diego, Los Ángeles, San Francisco, Palo Alto, los ríos Colorado, Brazos, Río Grande, las «Montañas Sandía» en Albuquerque, la «Sierra Nevada» en California, las «Montañas Sangre de Cristo» en Colorado y Nuevo México.
Los vaqueros de México denominaron a la técnica de laceo “dar la vuelta” , y los cowboys anglosajones la tradujeron literalmente como dallywelter.

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